Como podemos imaginar, el dolor crónico tiene consecuencias en diferentes ámbitos de la vida de las personas que lo sufren, no solamente en su cuerpo. Es posible que haya una disminución de la vida social, que se requieran bajas laborales, dificultades en las relaciones personales, dificultades económicas derivadas de tratamientos, entre otras.
El dolor origina a la persona malestar emocional (rabia, culpa, desesperación), pensamientos desagradables y tensión física, y estas emociones y pensamientos junto a la tensión corporal pueden aumentar a su vez el dolor. Es por ello, que podemos decir que existe una psicomodulación del dolor.
En psicoterapia podemos abordar el dolor mediante distintas técnicas:
Las técnicas de reestructuración cognitiva nos permiten modifican pensamientos automáticos, creencias falsas o distorsiones de la realidad.
Las técnicas de relajación nos ayudan a disminuir la tensión corporal ayudando a reducir el dolor y promoviendo la relajación del cuerpo.
El mindfulness o atención plena para trabajar la aceptación del dolor y disminuir la evitación.
Las técnicas para promover la asertividad, debido a que las personas sienten mucha incomprensión en sus relaciones personales trabajamos la comunicación y la forma de poner límites sanos.
Como ves, existe un abanico muy amplio de intervenciones que podemos llevar a cabo cuando una persona sufre dolor crónico. Que nos refiramos a él como crónico no quiere decir que no podamos hacer nada para mejorar la calidad de vida de aquellos que viven con él.